Hemos comenzado la cuaresma con la imposición de la ceniza, un gesto muy gráfico con el que se nos invita a convertirnos y creer en el Evangelio. La ceniza es un símbolo de lo frágiles que son las cosas de este mundo. Pero nosotros somos algo más que materia: nuestra alma está llamada a la plenitud con Dios. Tenemos por delante 40 días para prepararnos para el encuentro con el Señor en la Pascua.